En el hedor de un final,
dejo de ser la conjunción de tumba,
a media noche, queda mucho camino por recorrer.
Y la boca se desgreña. Vuelan los misterios;
en dedales de oscura aurora;
aunemos las ofrendas invertidas.
Dulce es la sombra, en la orilla donde terminan los temblores;
solo tu nombre acude silenciosa cuando la requiero;
imperceptible; así recuerdo la forma de tus ojos,
cuando callas distante, en los astros desiertos.
Esta noche, vulnerable, custodio adioses,
aguardo despoblado,
tu silueta que no ha de volver…